Cuando todos se convierten en agentes de la Transformación Digital
Este no es sólo un mundo en el que las empresas se transforman y cambian las vidas de sus consumidores, también los consumidores tienen las herramientas a la mano para ayudar a cambiar el mundo.
Si usted está leyendo este artículo, en este exacto momento, ahí en la pantalla de su teléfono, es muy probable que ya no necesite convencerle de cuanto la transformación digital vino para quedarse, cambiando la forma en que nos relacionamos unos con otros y con el mundo, cada día y en algunos casos da para decir lo rápido que va este proceso. Con este dispositivo que está en la palma de su mano, en el que usted conversa con la familia, programa y ve sus series favoritas, quita el retraso de aquel libro, pide la cena, descubre la previsión del tiempo para mañana y así escoge la ropa correcta, acompaña el progreso de sus actividades físicas, descubre cómo ese sofá quedaría en la sala de su casa.
Hoy en día, hablar de la vida on-line y off-line es un argumento del siglo pasado, son considerados términos jurásicos, debido a que todo es concebido como una sola cosa. Todo junto, mezclado el ‘On’ y el ‘Off’ y viceversa, es simplemente vida.
Lo más interesante es que vivimos en un admirable mundo nuevo, donde las empresas necesitan entender que la transformación digital no sólo cambió los procesos de la puerta hacia dentro (agilidad en la entrega, interacción inmediata entre áreas, inteligencia de datos) puerta hacia afuera (con los nuevos hábitos generando nuevas oportunidades de consumo). La transformación digital simplemente abrió las puertas y el consumidor está lejos de ser un elemento pasivo en esta ejecución, donde es también el producto. Aquel término de comienzos de los años 2000, el “Prosumidor” alcanzó niveles que ni el más optimista de los teóricos de la futurología lo habría soñado.
Aún más que prosumidores, el mundo digital nos ha convertido a todos en los fabricantes potenciales. “Todos nosotros somos creadores”, defiende el norteamericano Dale Dougherty, periodista y entusiasta del movimiento de los fabricantes, además de editor de la revista especializada Make. En su conferencia durante el TED Talks en Detroit, él defiende que todos estamos siempre creando cosas, aunque ni siquiera lo percibimos. La gente adapta tecnologías, la transforma, mezcla, remite y personaliza, dependiendo del caso, usando cosas como Arduinos, impresoras 3D accesible y hasta satélites DIY. Por cierto, esta es la expresión: -Do it yourself- (En español: Hágalo usted mismo), como los punks de los años 70 ya predicaban al producir y distribuir sus álbumes, sus fanzines y sus camisetas.
Durante el Seminario de Compra y Venta del Futuro, organizado por Amcham-Sao Paulo, Karina Milaré, directora de planificación del sector de consumo de TNS Research, afirmó que todos nosotros nos volvemos más selectivos, con intereses propios de consumos, lo que hizo que las empresas lanzarán productos personalizados, desde tenis a heladeras. Básicamente, hay varias opciones disponibles y se mezclan de la manera que entiende para quedarse todo con su cara. Pero cuando usted no encuentra algo que es EXACTAMENTE de la manera que usted quiere, no tiene problema: usted va allí y LO HACE por su cuenta.
Veamos una encuesta reciente del diario USA Today, que afirma que en Estados Unidos, actualmente, cerca de 135 millones de personas pueden ser consideradas "hacedoras". Aquellas que usan sus habilidades creativas para trabajos manuales, como hacer sus propias ropas, accesorios, comida o arte. Estamos hablando de un segmento que se mueve alrededor de $ 29 mil millones anualmente. Imagine entonces la tecnología como facilitadora de este tipo de movimiento. Como una impresora 3D, por ejemplo "Los trabajadores están dominando la técnica de la impresión 3D, que tiene el poder de revolucionar la forma en que producimos casi todo". ¿Quién dijo esta frase? Nadie menos que Barack Obama. Al igual que una cocina o una televisión, las impresoras 3D deben convertirse en el electrodoméstico del futuro, popularizándose y volviéndose cada vez más accesibles. Si quiero una lámpara, puedo hacer una solo mía y garantizar que nadie más va a tener igual.
Además, la transformación digital también ayudó a hacer cada vez más frecuente del lado del consumidor una palabra que las propias empresas están transformando en mantra en sus filas: la co-creación. Pensemos en los hackerspaces, espacios colaborativos de conocimiento y creatividad que no son sólo más los dominios de aquel estereotipo del nerd brillante y sin vida social. Olvídese de la palabra "hacker" como el "pirata de ordenador" de los años 90. Piense en estos espacios como una reunión de personas dispuestas a descubrir. Con curiosidad inusual para crear y recrear. Ellos están tomando cuenta de estos espacios urbanos cada vez más frecuentes. Fue en un lugar de los que Mauricio Jabur, de 43 años, construyó un simulador de fliperama y una máquina que mueve bolitas con la ayuda de una manivela. De ahí para el tipo construir el propio videojuego es un salto.
Las iniciativas de crowdfunding, el hoy bastante difundido financiamiento colectivo, son un gatito en el que las personas dan la fuerza que consiguen, de acuerdo con el tamaño del propio bolsillo, para los proyectos en los que creen. ¿Recuerda el Oculus VR, cuya meta inicial era de US $ 250 mil pero levantó cerca de US $ 2,4 millón? Todo de las manos de las personas interesadas directamente a las manos de otras personas que están haciendo, sin atravesadores. Por otro lado, basta pensar en el concepto de un servicio como Wikipedia, con sus más de 30 millones de páginas, de colaboración libre y abierta para quien pueda contribuir con los muchos asuntos en cuestión. Es un inmenso organismo vivo y en constante crecimiento orgánico.
Este es el mundo en el que vivimos hoy, una sociedad emocionante y vibrante en la que los lenguajes de programación están saliendo de los sótanos y abriéndose para ampliar la autonomía a la hora de resolver problemas, además de incentivar el trabajo colaborativo y aumentar la capacidad de pensar de forma sistematizada y creativa.
Esta es la defensa de João Vilhete d'Abreu, profesor e investigador del Núcleo de Informática Aplicada a la Educación de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), hablando a la revista Educación. Porque, como diría Steve Jobs: "Todo el mundo debería aprender a programar una computadora. Porque eso enseña a pensar”.
Al tratar este pensamiento de vuelta a los corredores del universo empresarial, es aún más desafiante no sólo liderar la transformación digital de la sociedad, sino también convertirse en un elemento agregador dentro de las transformaciones que ya están ocurriendo diariamente y sin que ellas necesitase involucrarse. Es establecer diálogo. Tiene empresas, incluso de las grandes y conceptuadas, usando crowdfunding para probar la aceptación de ciertos productos. Tiene marcas inmensas haciendo llamados abiertos de crowdsourcing para que los consumidores se convierten en parte del proceso y ayuden a encontrar soluciones creativas y desarrollar productos y servicios junto al equipo de expertos de la compañía.
Para continuar transformando, la clave es continuar aprendiendo. Es cultivar el comportamiento inquieto y entender que las grandes ideas ya no surgen de una visión genial. Y sí de integración y relación con pensamientos diferentes de los suyos, del intercambio de experiencias, de libre asociaciones que pueden, entonces, coser la solución que usted, su empresa y la sociedad también necesitaban. Una transformación digital hecha en equipo.