Internet del Comportamiento, clave para desarrollar productos y servicios más llamativos
La tecnología y la innovación no se detendrán. Comprendiendo que el consumo de la sociedad es cada vez más exigente, es de esperar que las invenciones tecnológicas continúen evolucionando en los próximos años, brindándoles a las personas mejores garantías de vida y mayor satisfacción sobre lo que adquieren y consumen. Sucedió con el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) que, en 2021, le dio paso a un nuevo paradigma: el Internet del Comportamiento (IoB).
En términos generales, el Internet del Comportamiento ya había sido anunciado por la consultora Gartner, quien lo puso en primer lugar dentro de las nueve tendencias tecnológicas de 2021, a finales del año pasado. Y es que el IoB brinda la posibilidad de acceder a datos relevantes sobre los hábitos y comportamientos de las personas, llegando, incluso, a incidir sobre estos factores. De acuerdo con la consultora, las actividades individuales del 40% de la población mundial podrán ser rastreables digitalmente a través del IoB para 2023.
Sin embargo, lo verdaderamente relevante de esta tendencia es que no es solamente descriptivo (analizar el comportamiento), sino proactivo, pues permite diseñar acciones o estrategias para provocar un determinado resultado.
Bajo ese entendido, para recabar en datos e información de los comportamientos de las personas, el IoB involucra el desarrollo de soluciones como las aplicaciones digitales y de dispositivos como las manillas y los relojes inteligentes (wearable), debido a su empleo masificado. De acuerdo con IDC, tan solo durante el primer trimestre de 2021, se comercializaron en el mundo un total de 104,6 millones de unidades wearable, lo que significa un crecimiento del 34,4% en comparación con el mismo período del 2020 (77,8 millones de unidades).
Ahora, para entender de manera integral cómo funciona el Internet del Comportamiento, es oportuno señalar que en su operatividad intervienen tres pilares fundamentales: la tecnología, el análisis de datos y la Ciencia del Comportamiento.
Llevado a entornos empresariales, el IoB es un aliado para crecer y posicionarse en el mercado
La recuperación del rendimiento y la competitividad se convirtieron en los principales drivers de las compañías a la hora de desarrollar estrategias de marketing más acertadas y contundentes. Justo en ese escenario, han aparecido como aliadas tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), y soluciones como los CRM (Customer Relationship Management, en inglés).
Este tipo de recursos han permitido, entre otras cosas, brindar una comunicación más personalizada con los clientes a través de la implementación de Chatbots, por ejemplo. No obstante, lo anterior ha llegado a ser limitado en términos de comprender las necesidades y los intereses reales de las personas.
Al respecto, el IoB representa una solución disruptiva para fortalecer la relación entre compañías y usuarios, ya que, a través de los dispositivos y plataformas digitales, las empresas pueden acceder a datos esenciales sobre el comportamiento y los intereses de sus clientes, para desarrollar productos y servicios que garanticen una mayor recepción.
Llevémoslo a la práctica: a través de una aplicación digital, una compañía puede conocer cuáles son los patrones de consumo de una determinada población etaria. Esto es posible gracias al análisis de los datos de los diferentes procesos de compra previos. Así, el departamento de creatividad e innovación de dicha empresa podrá identificar cuáles son las principales tendencias de consumo, y desarrollar productos que estén en el top de los más adquiridos, según los hallazgos.
En esas circunstancias, el IoB representa una potencial oportunidad para rediseñar la cadena de valor de una compañía, principalmente a través de la gestión segura de datos. Esto significa poder cambiar la imagen de una organización; comercializar productos de manera más eficaz; y, desde luego, mejorar el Customer Experience (CX).
IoB, una estrategia con potencial para mitigar enfermedades
En América Latina, el sedentarismo se convirtió en una problemática de salud pública, pues deriva en enfermedades como el sobrepeso o la obesidad. De acuerdo con el Banco Mundial, 6 de cada 10 personas adultas en la región son obesas, escenario que llevó a que organismos como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud declararan la obesidad en la región como una epidemia.
En este tipo de situaciones, el IoB también se presenta como una herramienta útil para brindarles a las personas con este diagnóstico médico una nueva oportunidad. Los pacientes con obesidad, por ejemplo, pueden descargar una aplicación y en ella consignar datos relevantes sobre su dieta, actividad física diaria, peso y altura. Estos datos, posteriormente, son analizados por la solución, para luego detallar estrategias como una dieta balanceada y un ritmo de vida determinado.
Bajo ese entendido, es posible deducir que en la operatividad del IoB están involucradas otras tecnologías como el Big Data y Analytics, la inteligencia artificial y, desde luego, recursos como la nube computacional, al proveer una gran capacidad de almacenamiento y despliegue rápido de datos e información en las aplicaciones móviles.
Ley General de Protección de Datos y ciberseguridad, los retos planteados por el IoB
La recolección de datos e información de las personas se ha convertido en los últimos años en un punto neurálgico para los gobiernos y las empresas. En dichos escenarios, se han puesto en tela de juicio factores como hasta qué punto permitir que las organizaciones recaben en datos íntimos de las personas; cuál es la gestión y uso que se les da; y qué pasará con estos insumos una vez hayan sido empleados.
En ese sentido, frente al IoB, es prudente recordar la relevancia de apegarse de manera integral a reglamentaciones vigentes como la Ley General de Protección de Datos que, aunque varía de país en país, tiene como fin velar por el buen nombre y la reputación de las personas, a partir de la protección de sus datos personales.
No obstante, conviene darle la misma importancia a la ciberseguridad, factor que debe ser transversal a todo proceso de Data Management como el que implica el IoB. Tan solo en el primer trimestre de 2021, América Latina sufrió más de 7 mil millones de intentos de ciberataques, según Fortinet.
Ante ese panorama, comprendiendo que el desarrollo de soluciones digitales como las aplicaciones continuará creciendo en América Latina, expertos de TIVIT recomiendan aplicar la política del Zero Trust, tanto en entornos empresariales como a nivel de usuario final, desconfiando de toda entidad o plataforma virtual por más segura que parezca.
Como se ha visto, la tecnología continúa evolucionando a pasos agigantados, dejando tras de sí tendencias innovadoras como el IoB. Así las cosas, aunque el Internet del Comportamiento produzca diversas incógnitas, desempeña un papel esencial en la consolidación de una mejor calidad de vida en los habitantes de Latinoamérica, así como una garantía de crecimiento y productividad para las compañías. Se trata, a fin de cuentas, de una tendencia que demuestra la profunda versatilidad de la triada personas-tecnología-data management.