Cómo frenar el ciberdelito en la banca
Hacia noviembre del 2020, Kaspersky, firma rusa especializada en ciberseguridad, detallaba el complejo panorama en materia de seguridad digital que enfrentaría la banca de América Latina, durante el 2021. Según la consultora, en el nuevo año habrá un aumento de ataques dirigidos hacia los sistemas financieros, incentivados por la contratación de cibercriminales, modalidad también llamada ‘hacker for hire’.
Sin embargo, lo que más debería preocupar es que Kaspersky, además, señaló que debido al desarrollo sostenido de programas de código malicioso RAT para sistemas operativos Android, la seguridad de soluciones como las billeteras móviles será más vulnerable, lo que significará para estos criminales una oportunidad para incrementar sus ganancias.
Lo anterior es grave y más teniendo en cuenta que en el país, según Minsait, empresa enfocada en transformación digital, el 66% de los argentinos bancarizados aumentó el empleo de billeteras digitales desde que comenzó la pandemia, y en el mismo periodo de tiempo, 6.5 millones de nacionales descargaron una o dos soluciones de este tipo, según la Cámara Argentina de Fintech.
Ante ese panorama tan desafiante, es necesario incentivar dentro del sector la adopción de un enfoque preventivo, materializado, principalmente, a través del empleo de modernas tecnologías que blinden la operatividad de las billeteras digitales y, con ello, se garantice la integridad de los usuarios de la banca.
Para tales efectos, se deben considerar a tecnologías como blockchain, inteligencia artificial y el software en la nube como recursos que, además de garantizar personalización y una atención más eficiente, han demostrado eficiencia en la protección de datos e información vitales, tanto de usuarios como de las compañías en general. No obstante, la integración múltiple de estas tecnologías, amparadas por la escalabilidad de la nube, por ejemplo, garantizará mayor protección ante el uso masificado de las billeteras móviles.
Para concluir, quisiera ser enfático en que, a pesar de que la tecnología se presenta como la gran protagonista, es crucial entender la relevancia de adoptar buenas prácticas individuales para mitigar el riesgo del ciberdelito. Bajo ese entendido, establecer contraseñas robustas, mantener la discrecionalidad en el uso de una plataforma bancaria y limitar el acceso solo en situaciones realmente necesarias a dichas aplicaciones, son algunas de esas iniciativas a las que me refiero.