La pandemia retrasó de manera considerable el paso firme que veníamos dando en el mundo, en materia de igualdad de género. De acuerdo con la firma PriceWaterhouseCoopers, el índice de empleabilidad de las mujeres podría volver a los niveles de 2017 para finales de 2021. Además, la tasa de desempleo anual femenina pasó del 5,7% en 2019 al 7,4% en 2020, según un análisis realizado para el ‘Índice anual de mujeres en el trabajo’, que mide el empoderamiento femenino en la economía de 33 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La misma publicación menciona que si bien la brecha laboral entre hombres y mujeres se agudizó durante 2020, en labores no remuneradas, como las del cuidado infantil, la población femenina asumió una participación aun mayor al dedicar 7,7 horas más a la semana que los hombres, lo que equivale a 31,5 horas por semana, disminuyendo los niveles de contribución de las mujeres a la economía.
Este panorama, sin lugar a duda, tendrá un impacto negativo en el compromiso del mundo empresarial con el cumplimiento del ODS 5, ratificado por la ONU, y que busca lograr la igualdad de género entre hombres y mujeres y el empoderamiento de la población femenina a nivel global para 2030. Entonces, ¿qué estrategias podemos adoptar las compañías del mercado tecnológico como TIVIT para restablecer la participación de las mujeres en entornos laborales justos y equitativos?
Al respecto, identifico dos aristas en las que debemos hacer hincapié. Una de ellas involucra no solo a las compañías, sino también a las autoridades competentes, y tiene que ver con el acceso universal y equitativo a la educación profesional en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), teniendo en cuenta que, al menos en la Argentina, de acuerdo con un estudio del IAE Business School, solo un 33 % de las mujeres hace parte del total de estudiantes de carreras de este tipo y, además, aunque seis de cada diez universitarios son mujeres, solo el 25 % de ellas estudian ingeniería y ciencias aplicadas.
Garantizar un mayor acceso a la educación profesional en áreas tecnológicas implica hacer una reflexión constante sobre las razones que impiden u obstaculizan que las mujeres se interesen por estas carreras o especialidades. La realidad es que, a diferencia de lo que muchos creen, no se trata únicamente de obstáculos económicos: a las mujeres, desde muy temprana edad, se les enseña a obedecer determinados patrones de conducta que se normalizan con el paso del tiempo y que limitan sus oportunidades y capacidades. Uno de ellos tiene que ver con la capacidad de innovación tecnológica, tradicionalmente ligada al género masculino.
Para contrarrestar lo anterior, propongo que todos incentivemos su empoderamiento y talento a través de la tecnología y la ciencia, tal y como sucedió con la latinoamericana Diana Trujillo, quien recientemente participó con otros ingenieros en la misión Perseverance de la NASA.
Otra solución que identifico para enfrentar esta problemática consiste en invitar a las multinacionales como TIVIT, a establecer un mecanismo de integración laboral más justo y equitativo. Bajo ese entendido, dentro de la estructura orgánica de las compañías debemos facilitar rutas de crecimiento que permitan que más mujeres ocupen cargos de liderazgo, donde el área de Recursos Humanos desempeñará un rol fundamental en términos de atracción de talento realmente capacitado.
Aun así, para que las garantías laborales de las mujeres sean una realidad, debemos desarrollar estrategias verdaderamente inclusivas que no solo brinden posibilidades de crecimiento, sino que además incentiven espacios de conversación para recordar la importancia de las mujeres en el engranaje productivo.
Justo en este mes, cuando conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, debemos recordar que nunca es tarde para promover la igualdad de género dentro de las organizaciones y el mundo en general. En TIVIT nuestra hoja de ruta es clara: crear más y mejores empleos en el sector TI y promover la participación femenina.