Lo dijo Nelson Mandela: “nadie nace odiando a otra persona por su color de piel, o su origen o su religión”. Y no podría estar más de acuerdo con esa afirmación. Los seres humanos somos diversos por naturaleza. Nuestra raza, género, identidad sexual y creencias son características que nos diferencian de los demás y nos hacen únicos.
Aún así, la realidad es que estas características se han convertido en factores de discriminación. En el país galo, por ejemplo, el 42% de los musulmanes franceses se siente discriminado por su religión a la hora de buscar empleo o vivienda, según una encuesta realizada por el gobierno de esa nación. En otros países de la Unión Europea el panorama no es diferente. En España, de acuerdo con una investigación coordinada por el Observatorio Español de Racismo y Xenofobia (Oberaxe), los musulmanes, al igual que los gitanos, son los grupos más rechazados del país.
La situación se extiende por otras zonas del mundo como Estados Unidos, un país que desde hace décadas se ha caracterizado por su multiculturalidad y donde el rechazo hacia las personas de color, hispanos o asiático-estadounidenses se ha incrementado en los últimos años. De acuerdo con cifras del Pew Research Center, cuando Donald Trump era presidente, cuatro de cada diez latinos, aproximadamente, sufrieron de discriminación en Estados Unidos. Además, una coalición de grupos asiático-estadounidenses, reportó cerca de 3.800 incidentes de odio entre marzo de 2020 y febrero de 2021.
En América Latina la problemática también es evidente; el éxodo de venezolanos a raíz de la crisis de ese país ha disparado los niveles de xenofobia y la estigmatización hacia ellos, ignorando que los migrantes contribuyen, entre otros factores, al crecimiento inclusivo de los países y a un desarrollo sostenible.
Diversidad en organizaciones
Al igual que el mundo, las empresas deben ser diversas. Múltiples estudios, entre ellos uno de McKinsey, han evidenciado que la diversidad en las compañías aumenta la competitividad, pues fortalece la innovación, nos hace más tolerantes y comprensivos, mejora el clima organizacional y el compromiso laboral, permite la retención del capital humano, y ofrece diversas soluciones a la hora de afrontar un mismo problema.
Los estudios que menciono también señalan que las compañías que incrementan la diversidad de género son un 15% más rentables que la media de su sector y, en países como Reino Unido, el ebitda crece en un 3,5% por cada 10% que incremente la diversidad de género.
Las investigaciones, además, advierten que al incrementar la diversidad étnica y racial las probabilidades de que los ingresos de las empresas crezcan es del 35%. En Estados Unidos, por cada 10% que aumente la diversidad étnica y racial en los altos ejecutivos, el ebitda de las compañías se incrementa un 0,8%. Estas cifras corroboran que las organizaciones que promueven la diversidad son más competitivas y rentables, factores claves a la hora de mantenerse vigentes en el mercado.
Aunque desde hace varios años tenemos en TIVIT políticas como la cero tolerancia a la discriminación por género, raza, creencias y orientación sexual, y nos preocupamos por el bienestar de toda nuestra fuerza laboral sin distinción alguna, podemos mejorar. Ser una multinacional con presencia en diez países de América Latina y trabajar con clientes de todo el mundo es, sin lugar a dudas, un gran comienzo para ser más diversos y multidisciplinarios.
Esa posibilidad de mejora no aplica únicamente para nuestra compañía. En el sector de las Tecnologías de la Información, por ejemplo, la tendencia es que un perfil TI dure dos o máximo cinco años en una compañía. Teniendo en cuenta que los cambios constantes de personal pueden afectar la productividad, es evidente que las empresas de la industria tenemos que renovarnos constantemente para retener a los trabajadores. Si la organización a la que pertenecen celebra la diversidad y tiene un gran clima organizacional, la tarea se hace más sencilla y se convierte en una compañía soñada para muchos, haciendo que trabajar en ella sea aspiracional.
El caso de TIVIT
Para nadie es un secreto que, por muchos años, la industria TI ha sido un sector dominado por hombres. Con el fin de ayudar a revertir esta realidad, en TIVIT nos hemos sumado a iniciativas como ONU Mujeres, cuyo propósito es hacer del mundo uno más diverso e inclusivo para 2030, y hemos trabajado con organizaciones como Laboratoria, que se dedica a capacitar mujeres para aumentar la participación femenina en la industria TI.
Aunque todavía tenemos un largo camino por recorrer para fortalecer la presencia femenina en la multinacional tecnológica, vamos por buen camino. En el mercado chileno, por ejemplo, la participación de mujeres en el sector TI no supera el 5% y en TIVIT nuestro promedio es del 17%. En otros mercados como Perú, la participación femenina no llega al 10% y nosotros alcanzamos el 17%.
Ahora, en relación a nuestras políticas de contratación, quiero mencionar que en TIVIT hemos empezado a implementar acciones como el currículum ciego, estrategia que nos permite asegurar que la elección del talento humano radique en las competencias, estudios, experiencia y trayectoria del aspirante. Los salarios, además, están establecidos por cargo. Factores como la raza, nacionalidad, creencias y orientación sexual nunca serán características a tener en cuenta en nuestros procesos de contratación.
Retomando la frase de Mandela que citaba al comienzo de estas líneas, hoy quiero invitarlos a abrazar la diversidad y las diferencias. Hacerlo no solo nos ayudaría a superar muchos de los problemas que aquejan al mundo, sino que además repercutiría positivamente en la competitividad de los países y de sus organizaciones.
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