La relación entre IA y ciberseguridad está redefiniendo la manera en que las organizaciones se protegen frente a amenazas cada vez más sofisticadas. Como señaló Juanita Duque, la inteligencia artificial se ha convertido en un ‘doble filo’: potencia tanto la defensa como las capacidades de los atacantes.
Hoy, modelos ofensivos como WormGPT, deepfakes altamente convincentes y servicios de ransomware automatizado facilitan la realización de ataques cada vez más rápidos y personalizados. Al mismo tiempo, la IA fortalece a los equipos defensivos porque es capaz de detectar anomalías en segundos, anticipar rutas de intrusión y automatizar respuestas para reducir el impacto operativo.
Sin embargo, este avance trae consigo retos importantes: falsos positivos, falta de explicabilidad, riesgos en la gestión de accesos y una fuerte necesidad de talento especializado. Para enfrentar este escenario, las empresas deben reforzar su gobernanza, auditar sus modelos y desarrollar estrategias resilientes que integren tecnología, procesos y personas. La clave es prepararse antes de que ocurra el próximo ataque.
La relación entre IA y ciberseguridad ya no es futurista ni teórica: es el eje central de la defensa digital moderna.
Durante su intervención en Digital Innovation Data Driven 2025, Juanita Duque, CEO de Securi, resumió el actual desafío con una frase contundente: «La inteligencia artificial es una herramienta de doble filo: puede ser para la ciberseguridad y en contra de la ciberseguridad».
Hoy, los atacantes se apoyan en modelos avanzados para automatizar campañas, crear deepfakes indistinguibles y ejecutar intrusiones a gran escala. Y al mismo tiempo, las empresas usan IA para detectar anomalías, anticipar rutas de ataque y responder con una velocidad imposible para un equipo humano.
Esta dualidad es el punto de partida para entender cómo deben prepararse las organizaciones en 2025 y sus años sucesivos. IA y ciberseguridad constituyen un binomio de máxima relevancia corporativa, organizativa, estratégica y funcional.
La IA ha democratizado el cibercrimen. Lo dijo sin rodeos Juanita: «El que quiera ser atacante, es un súper negocio».
Los números acompañan la afirmación: para 2027, el impacto económico del cibercrimen alcanzará los 24 trillones de dólares. Las cifras son mareantes y, desde luego, más que atractivas para los malvados.
Entre las principales amenazas potenciadas por la IA que hoy preocupan a las empresas destacan las siguientes:
Y es que, en la dark web, están disponibles kits completos que incluyen:
Con IA, estos ataques son más rápidos, silenciosos y difíciles de rastrear.
En el lado opuesto, el defensivo, la IA también ha transformado el hacking ético. Juanita, al recordar su etapa como hacker ético, lo explica de este modo, en tres grandes ideas:
La combinación de IA y ciberseguridad permite a los equipos rojos ser más efectivos y a los equipos azules estar mejor preparados.
La capacidad predictiva es uno de los pilares más sólidos de esta convergencia. En palabras de la CEO de Securi: «Ya estoy prediciendo por dónde se me van a meter».
Porque la IA y ciberseguridad ayudan a:
El dato clave es este: el 60% de las empresas ya está usando la IA para prever ataques; el otro 40% está expuesto a graves amenazas, peligros y nefastas consecuencias.
En la red, la Inteligencia Artificial es especialmente útil. Sobre todo, porque:
Juanita lo resume con claridad: «Esto es de lo mejor que existe en este momento para monitoreo».
La nube es, sin género de dudas, uno de los puntos más críticos. El dato que compartió la experta en este foro de comunicación es revelador: «Los ataques más grandes en Latinoamérica están pasando en la nube por IAM (gestión de accesos)».
A menudo, aprovechan errores simples como:
Lo cierto es que pueden detener operaciones completas.
Juanita Duque ilustró esta realidad con un caso real, en el que una empresa quedó dos semanas sin operar por un fallo básico en los accesos.
Existen un buen número de beneficios que refuerzan la relación entre IA y ciberseguridad en este sentido. Entre los más relevantes destacan estos:
Esta frase clave de Juanita Duque lo resume todo: «La IA nos está amplificando las capacidades… pero no las intenciones».
Ahora bien, no todo es automatización y eficiencia. La integración de IA y ciberseguridad trae nuevos desafíos:
Juanita dejó tres recomendaciones que se pueden aplicar a cualquier organización:
Y, además, dejó el mensaje más realista de toda la charla: «La pregunta no es si nos atacan, sino cuándo y cómo volvemos a la operación».
TIVIT ha integrado IA y ciberseguridad para reforzar su estrategia digital, que incluye:
Nuestra compañía ha apostado por impulsar y desarrollar un modelo de seguridad resiliente, con gobernanza fuerte y una estrategia centrada en la prevención que aprovecha todas las bazas de IA y ciberseguridad.
No, en realidad los potencia. «Necesitamos personas capacitadas», aseveró con contundencia la ponente Juanita Duque.
Sí, muchísimo. En realidad, ya se han usado para llevar a cabo fraudes millonarios.
Totalmente. Herramientas como WormGPT lo hacen trivial y absolutamente fácil. Esta realidad exige redoblar la relación entre IA y ciberseguridad.
Ciertamente, IAM es lo más peligroso. Parafraseando a Juanita Duque, «el 80 % de los ataques este año han sido por accesos».
Sobre todo, estos cuatro aspectos: gobernanza, resiliencia, auditoría constante y capacitación.
La IA generativa es un tipo de tecnología capaz de crear contenido nuevo: texto, código, imágenes, voz o incluso escenarios completos de ataque.
En ciberseguridad defensiva nos permite:
En ciberseguridad ofensiva, en cambio, facilita:
Como aseguró Juanita Duque: «Es naturaleza de doble uso… los mismos algoritmos pueden defender o atacar». En definitiva, IA y ciberseguridad forman un tándem que, como cualquier otra herramienta, puede utilizarse para el mal o para el bien. Para atacar y para defenderse. Lo más importante, por ello, es estar siempre preparados sin infravalorar la realidad.