En tiempos de crisis y presupuestos apretados empresas de todos los tamaños, y hasta startups, buscan formas eficientes para atender sus necesidades de hospedaje.
Con la llegada del cloud computing, una nueva posibilidad de hospedaje nació, diferente del modelo tradicional de hospedaje que el mercado conocía como hosting. Aunque la nube no sea más novedad, algunos profesionales todavía confunden ambos servicios de hospedaje. Por eso en este artículo, vamos a explicar las principales diferencias entre ellos.
Conocemos el hosting u hospedaje tradicional, como una forma de ofrecer recursos exclusivos en un ambiente que hospeda aplicaciones, soluciones de TI o activos, donde la responsabilidad de administrar tareas de manutención y conservar todo funcionando es papel de la empresa que ofrece ese tipo de hospedaje.
Para eso, la empresa que provee servicios de hosting dispone la infraestructura, como por ejemplo el Data Center para almacenar datos de su cliente, protegiendo, replicando y garantizando la seguridad de esas aplicaciones. Existen dos formas de hosting; el hospedaje dedicado o el compartido.
En este modelo, una empresa paga los recursos completos de uno o más servidores de un proveedor de servicios. El cliente tiene una cantidad definida de ancho de banda dedicado, CPU, RAM y espacio en la unidad y tiene control total sobre los recursos de los servidores.
Ya en el hospedaje compartido, como el propio nombre lo dice, usted paga por una cantidad definida de almacenamiento en un único servidor y los servicios de ese servidor son compartidos, estando la responsabilidad de la administración, manutención y actualización a cargo de la empresa que hospeda.
Este modelo de hosting es común entre pequeñas y medianas empresas, por ser un modelo económico y de baja manutención para hospedar por ejemplo un sitio o aplicaciones.
En el modelo tradicional de hospedaje, principalmente el compartido, los recursos de un único servidor son compartidos entre diferentes clientes, y si por casualidad el servidor enfrenta algún problema técnico o alguna falla, todos los hospedados pueden ser afectados.
Tal vez el desempeño podrá ser reducido en caso de picos de tráfico de datos. Además, con el hosting usted paga por una cantidad predefinida de almacenamiento y procesamiento, lo que puede ser interesante para empresas con un flujo previsible de tráfico.
En el caso de que este no sea su modelo de negocio o su tráfico sea inestable y pueda aumentar rápidamente, como ocurre por ejemplo en e-commerce cuando realiza alguna promoción o alguna baja en el dólar, usted puede sorprenderse negativamente con la respuesta de este tipo de almacenaje.
En estos casos, será necesario adaptarse comprando espacio adicional en el servidor para aumentar su almacenamiento y poder de procesamiento, pero en el caso de que el tráfico vuelva a lo normal, usted pagará el precio por un período que no fue utilizado.
Al elegir una solución de hospedaje, las empresas deben entender las distintas modalidades de hosting disponibles, ya que cada una presenta características y ventajas específicas según sus necesidades de rendimiento, seguridad y presupuesto. A continuación, se exploran los principales tipos de hosting:
El hospedaje dedicado es un modelo de alojamiento en el que una empresa contrata un servidor completo para su uso exclusivo. Este tipo de hosting es ideal para organizaciones que manejan un tráfico alto o tienen necesidades de seguridad y control elevadas.
En este modelo, la empresa tiene acceso completo a los recursos del servidor, como el ancho de banda, CPU, memoria RAM y almacenamiento. Esto permite un control absoluto sobre la configuración y la administración del servidor, sin interferencia de otros usuarios. Además, al no compartir el servidor con otras empresas, el riesgo de que un aumento en el tráfico de otros sitios afecte el rendimiento es inexistente.
Ideal para: Empresas grandes, plataformas de e-commerce, instituciones financieras o cualquier organización con altos requisitos de seguridad y personalización.
El hospedaje compartido es una opción más económica y popular entre pequeñas y medianas empresas que necesitan presencia en línea sin requerir gran capacidad de recursos. En este modelo, un solo servidor aloja varios sitios web o aplicaciones de diferentes usuarios. Esto significa que los recursos, como el espacio de almacenamiento, el ancho de banda y la memoria, se comparten entre todos los sitios alojados en el mismo servidor.
El hospedaje compartido es una excelente alternativa para empresas que están comenzando o que tienen un tráfico estable y moderado. Sin embargo, como los recursos son compartidos, un pico de tráfico en uno de los sitios puede afectar el rendimiento de los otros.
Ideal para: Emprendimientos, pequeñas y medianas empresas, sitios web informativos o blogs con volúmenes de tráfico previsibles y bajos.
El Hosting VPS (Servidor Privado Virtual) ofrece una solución intermedia entre el hospedaje dedicado y el compartido. En este modelo, un servidor físico se divide en varios entornos virtuales independientes, cada uno con sus propios recursos reservados. Cada cliente en un hosting VPS obtiene un espacio privado dentro de un servidor compartido, lo que le permite acceder a una porción dedicada de recursos, como CPU, RAM y almacenamiento.
Esta modalidad es perfecta para empresas que requieren más control y flexibilidad que el hospedaje compartido, pero que no están listas para una inversión en un servidor dedicado. Al tener recursos dedicados, el rendimiento es más estable, y cada usuario puede configurar su entorno a sus necesidades, instalando aplicaciones y software personalizado.
Ideal para: Empresas en crecimiento, e-commerce de tamaño mediano, y proyectos que requieren mayor flexibilidad y estabilidad sin el costo de un servidor dedicado.
Hablamos bastante aquí sobre cloud computing, que nada más es que el almacenamiento de datos y aplicaciones en la nube, que ofrece un nivel de escalabilidad mayor que el hospedaje tradicional. Es un modelo de computación basado en compartir recursos, que no exige servidores locales para lidiar con los datos.
Los proveedores de nube ofrecen su espacio de almacenamiento virtual sobre demanda, conforme la necesidad del cliente. En vez de que usted pague por una cantidad fija de espacio inicial con el modelo hosting, usted paga por lo que realmente usa, hablando del modelo de nube pública.
Utilizando la nube, la carga es equilibrada en el cluster de varios servidores. Las informaciones y aplicaciones contenidas en esos servidores son espejadas en todo el cluster, lo que significa que si un servidor individual cae, no hay pérdida de informaciones o tiempo de inactividad.
Esta redundancia aumenta la elasticidad de la nube tornando este servicio más resistente. Con la nube es muy difícil que problemas con aplicaciones o datos afecten su rendimiento.
Cuando hablamos de aumento de elasticidad, que es uno de los principales beneficios encontrados en los servicios de nube, nos referimos al aumento de la capacidad de almacenamiento y procesamiento de datos, además de una reducción de estructura de forma simple.
O sea, la nube es capaz de trabajar de acuerdo con la demanda que su empresa tiene, aumentando o disminuyendo de una manera fácil su capacidad de almacenamiento.
Con una gran variedad de formatos y escopos de servicios las soluciones en nube permiten que su negocio sea escalable, contratando servicios a medida que son necesarios, sin obligación de gran inversión de una sola vez ni corriendo el riesgo de operar con una estructura inferior a sus necesidades reales.
Como la estructura usada tiene toda esta escalabilidad y elasticidad de uso, su costo sigue la misma premisa, o sea, usted solo paga por aquello que efectivamente consume y eso impacta positivamente su negocio o su operación.
Con la computación en nube es posible distribuir mejor la inversión de acuerdo con lo que su empresa realmente va a utilizar. Sabiendo administrar los servicios, la reducción de costos con infraestructura son bastante perceptibles.
La computación en la nube o cloud computing ofrece distintos modelos de implementación y servicio para adaptarse a las necesidades específicas de cada empresa. Estos tipos se pueden clasificar en función de su estructura y en cómo los recursos son administrados y entregados al usuario. A continuación, se exploran los principales tipos de cloud computing:
La nube privada es un entorno de computación en la nube exclusivo para una sola organización. Puede estar ubicada en el propio centro de datos de la empresa o ser alojada externamente por un proveedor, pero los recursos y servicios son de uso exclusivo de la organización que la contrata. La nube privada ofrece mayor control, personalización y seguridad, lo que la hace especialmente adecuada para organizaciones con altos requisitos de privacidad y cumplimiento regulatorio, como instituciones financieras y gubernamentales.
Aunque la nube privada proporciona una mayor seguridad, también puede ser más costosa en términos de administración y mantenimiento, ya que la organización es responsable de gestionar la infraestructura si está en sus propias instalaciones.
La nube híbrida combina elementos de la nube pública y la nube privada, permitiendo a las empresas dividir sus cargas de trabajo entre ambos entornos. Esto permite a las organizaciones almacenar sus datos más críticos en una nube privada mientras aprovechan la nube pública para manejar cargas de trabajo menos sensibles o escalar recursos en momentos de alta demanda.
El modelo híbrido proporciona flexibilidad y eficiencia en los costos, ya que permite aprovechar lo mejor de ambos entornos. Las empresas pueden optimizar sus recursos y asegurarse de que sus aplicaciones críticas estén protegidas mientras mantienen la capacidad de escalar en la nube pública según sea necesario.
La nube comunitaria es un modelo menos común que permite que varias organizaciones con requisitos similares compartan una infraestructura de nube, como ocurre en sectores que deben cumplir con normativas específicas (por ejemplo, instituciones de salud o entidades gubernamentales). Las organizaciones que usan una nube comunitaria colaboran y comparten la infraestructura y los costos de mantenimiento, lo cual optimiza los recursos y asegura el cumplimiento de las regulaciones comunes a todos los miembros.
Este modelo es administrado por las mismas organizaciones o por un proveedor de servicios y permite a los usuarios beneficiarse de costos compartidos mientras mantienen un nivel de seguridad y control similar al de una nube privada.
Estos tipos de cloud computing ofrecen soluciones flexibles que se pueden ajustar según las necesidades de cada empresa, permitiendo optimizar recursos y asegurar un rendimiento adecuado para cada tipo de carga de trabajo.
Al comparar hosting y cloud computing, el modelo de cloud que se aproxima de esta comparación sería el IaaS (Infraestructure as a Service), infraestructura como servicio, que abriga, ejecuta y mantiene todo el hardware que el cliente necesita pagando solo por los recursos utilizados. Un ejemplo interesante para comparar esta situación es la forma que pagamos por la electricidad en nuestras residencias ya que pagamos apenas lo que consumimos.
Una de las principales diferencias entre los modelos es que el cloud puede ser más rápidamente escalable que el hospedaje tradicional. Si una aplicación o sitio recibe más o menos tráfico, los servidores de nube escalan para arriba y para abajo automáticamente, sin la necesidad de agregar o remover manualmente el espacio en el servidor.
Hablando en cuestiones contractuales, con el hosting es más fácil que la empresa que ofrece el servicio se adecue a los términos contractuales que el cliente que está contratando necesita. Ya con los proveedores públicos de cloud, los contratos son rígidos y suelen seguir un mismo patrón para cualquier cliente.
Sea cual fuere el camino que su empresa opte, es necesario tener la certeza de que todas sus necesidades serán atendidas, sea en el modelo tradicional de hosting o con la nube.