Quien está al frente del área de TI de una empresa, tiene hoy como uno de los grandes desafíos elegir qué modelo de cloud es el más adecuado al mix de necesidades, presupuesto disponible y escalabilidad prevista en su cliente. Es una decisión estratégica, que implica también el área de negocios y que debe ser entendida en el espectro de la gobernanza corporativa.
En medio de la virtualización, movilidad y demandas de negocios que exigen gran agilidad y eficiencia, la tendencia es adoptar tecnologías cada vez más híbridas, en vez de mantenerse preso exclusivamente a una infraestructura cerrada (y de altísimo costo) dentro de la propia empresa. En el estudio global divulgado por EMC Corporation en febrero de este año, la mayoría de los encuestados citó la nube híbrida como la opción preferida para obtener más agilidad y seguridad. Es una salida interesante para la organización que necesita optimizar costos con la asignación de datos de baja criticidad, que pueden circular en la nube pública, pero que también necesita tener un ambiente robusto - que sólo el equipo de "dentro de casa" puede garantizar con la nube privada.
En la nube híbrida, lo mejor de estos dos mundos choca para ofrecer un servicio de mayor calidad, mejor rendimiento y con un costo optimizado a la demanda real. La agilidad y la flexibilidad en la distribución de las aplicaciones, la contratación bajo demanda y el cobro variable son atributos que pueden hacer la diferencia para que su entorno de TI soporte adecuadamente al momento del negocio de cada empresa. La nube pública no es necesariamente la opción más barata, principalmente en países como Brasil, donde los impuestos de importación de servicios hacen el proceso de migración bastante costoso. De esta forma, una de las estrategias adoptadas por algunas empresas es comenzar desarrollos nuevos en la nube, manteniendo a los antiguos como están, haciendo la actualización de la infraestructura de forma gradual mediante la actualización de módulos no agregados.
La implantación de una arquitectura de nube híbrida es la más indicada para situaciones en las que la seguridad de datos confidenciales es un requisito para la empresa, que necesita exponer sólo una parte de su información públicamente. Entre las aplicaciones más sensibles desde el punto de vista de la confidencialidad, podemos pensar en planificación financiera, gestión de capital humano, sistema integrado de gestión empresarial (ERP) y sistemas jurídicos. Sin embargo, utilizar la nube pública ya es una opción para las medianas empresas, ya que los CIO están cada vez más abiertos a esta solución. Una de las ventajas del uso de la nube privada, en este caso, es el total control a los gestores de TI sobre el uso y acceso de los datos, con la ventaja de utilizar el alto procesamiento del hardware de la empresa.
Estos sistemas más críticos, por otro lado, todavía pueden beneficiarse de herramientas de transferencia de datos encriptadas entre los entornos. En este caso, la nube híbrida permite que la pública funcione como una extensión bajo demanda de la nube privada para absorber cargas pico o proporcionar recuperación de desastres. En configuraciones más complejas, ciertos tipos de datos pueden traer entre las nubes - imagine una aplicación de relación con los clientes en la nube pública que se comunica con una aplicación financiera que se ejecuta en el entorno privado, por ejemplo.
El otro lado de esta moneda reside justamente en el grado de sofisticación técnica de este modelo, que puede traer dificultades de gestión por la falta de estandarización entre las nubes pública y privada. Puede ser más caro y laborioso encontrar el profesional adecuado para asumir esta tarea, lo que exige mayor criterio por parte de clientes y proveedores.
En este escenario, es importante observar que estamos viviendo también un cambio del perfil y del papel del gestor de TI en la organización. Además de tener el centro de datos y los servicios de la empresa bajo su responsabilidad, necesita tener la capacidad de administrar las contrataciones de los diversos proveedores que componen la solución híbrida adoptada. De esta manera, se convierte en un punto focal de diversos servicios integradores de servicios, que necesitan ser debidamente articulados para asegurar altos niveles de disponibilidad y seguridad de la información, además de procesos maduros de gobernanza.
Podemos esforzar un poco la memoria y hacer un paralelo. El concepto de estar en la nube y tener la solución híbrida, con diversos proveedores, recuerda lo que vivimos en un pasado reciente ante la decisión entre adoptar el full outsourcing o el multisourcing. Al final de cuentas, el mundo con certeza no será migrado entera y exclusivamente a la nube pública o privada. ¡Lo más probable es que terminará en la nube híbrida!